domingo, 29 de julio de 2012

Què es la Vida Consagrada






   La vida consagrada es una vocación no una carrera, significa una llamada divina; "Dios llama especialmente a algunos fieles a dicho estado, para que gocen de este don peculiar en la vida de la Iglesia y favorezcan su misión salvífica de acuerdo con el fin y el espíritu del instituto"[5]. En esta llamada la persona encuentra plenitud en el amor desarrollando sus capacidades, valores talentos, virtudes, en sí toda su integridad; frente a los ojos de Dios que le dice, "con amor eterno te he amado, por eso prolongare mi cariño hacia ti"[6] .
El consagrado responde como signo profético, escatológico que atrae a los hombres a la vida cristiana con un corazón grande "Amarás a Yavé tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, y con toda tus fuerzas."[7]. Siempre reflexionando la realidad que le toca vivir. Como dice Fray Carlos Aspiros Costas: "Para mí, la vida consagrada significa algo así como tener los dos pies en la tierra, […] estar bien enraizados en la realidad […] Tenemos los pies en el mundo, pero con horizontes amplios, sin techo alguno por encima de nuestras cabezas, sin muros que aprisionen".
1.3. Diversos tipos de vida consagrada.
         Los siguientes tipos de vida aparecen en el derecho canónico y están reconocidos actualmente por la iglesia, cada uno con sus características propias. "por la profesión de los consejos evangélicos mediante votos u otros vínculos sagrados, reconocidos y sancionados por la Iglesia, se consagran a Dios según la manera peculiar que les es propia y contribuyen a la misión salvífica de la Iglesia; su estado, aunque no afecta a laestructura jerárquica de la Iglesia, pertenece, sin embargo, a la vida y santidad de la misma"[8]
1.3.1. Vida consagrada en institutos religiosos
En los que sus miembros realizan la profesión de los consejos evangélicos por medio de votos públicos y es recibido por el superior en nombre de la iglesia. Y "Puede ser admitido en un instituto de vida consagrada todo católico de recta intención que tenga las cualidades exigidas por el derecho universal y por el propio, y esté libre de impedimento."[9]. Además llevan una vida en común, con cierta separación del mundo (claustro), pero estaactitud es diversa según el carisma propio. También llevan  el hábito religioso propio del Instituto, como signo de consagración y testimonio de pobreza
1.3.2. Vida consagrada en institutos seculares
Realizan la profesión de los consejos evangélicos a través algún vínculo sagrado, que no es el de los votos públicos. Pero tienen efectos jurídicos, en cuanto son reconocidos por la Iglesia y Pueden ser: votos privados, juramentos, promesas, consagraciones.
"Esta profesión confiere una consagración a los hombres y a las mujeres, a los laicos y a los clérigos, que viven en el mundo. Por esta causa deben ellos procurar, ante todo, la dedicación total de sí mismos en caridad perfecta y los Institutos mantengan su propia fisonomía secular, a fin de que puedan realizar con eficacia y en todas partes el apostolado, para el que nacieron." [10]
Los miembros sean laicos o clérigos viven en el mundo y desde allí realizan su apostolado, incluso no utilizan hábito como signo de la consagración ni se le exige que lleven vida fraterna en común, "Los miembros de estos institutos manifiestan y ejercen su propia consagración en la actividad apostólica y, a manera de levadura, se esfuerzan por impregnar todas las cosas con el espíritu evangélico, para fortaleza e incremento del Cuerpo de Cristo".[11]
1.3.3. Vida consagrada eremítica y anacorética
Es una manera radical de entregarse a Dios, como una práctica penitente y ascética, "(..) la iglesia reconoce la vida eremítica o anacorética, en la cual los fieles, con un apartamiento más estricto del mundo, el silencio de la soledad, la oración asidua y la penitencia, dedican su vida a la alabanza de Dios y salvación del mundo."[12], ellos también realizan la profesión pública de los tres consejos con votos o con otros vínculos sagrados, realizados en manos del Obispo diocesano. "Los eremitas presentan a los demás ese aspecto interior del misterio de la Iglesia que es la intimidad personal con Cristo"[13].
1.3.4. Las vírgenes consagradas
Esta consagración es una forma de vida cristiana que no recibe estrictamente la denominación de Vida Consagrada en el sentido técnico-jurídico (terminológico), "(…) son consagradas a Dios por el Obispo diocesano según el rito litúrgico aprobado, celebran desposorios místicos con Jesucristo, Hijo de Dios, y se entregan al servicio de la iglesia"[14]. Ofrecen a Dios sólo la castidad (no la pobreza y la obediencia). Por eso este tipo de consagración no es Vida Consagrada en sentido estricto, sino que "se asemeja" a la misma; "la virgen es constituida en persona consagrada como signo trascendente del amor de la Iglesia hacia Cristo, imagen escatológica de esta Esposa del Cielo y de la vida futura"[15].
Teniendo el propósito de seguir más de cerca a Cristo, ellas pueden asociarse, para cumplir su propósito con mayor fidelidad y ayudándose entre ellas realizar el servicio a la iglesia  con su propio estado.
1.3.5. Sociedades de vida apostólica
Estas Sociedades tampoco son propiamente Vida Consagrada. Pero se asemejan a los Institutos de Vida Consagrada, pero son algo distinto. "cuyos miembros, sin votos religiosos, buscan el fin apostólico propio de la sociedad y, llevando vida fraterna en común, según el propio modo de vida, aspiran a la perfección de la caridad por la observancia de las constituciones."[16].
La finalidad apostólica es lo que define a sus miembros que se reúnen para llevar una vida fraterna en común, y a partir de esta desempeñar su misión;"cuyos miembros, sin votos religiosos, buscan el fin apostólico propio de la sociedad y, llevando vida fraterna en común, según el propio modo de vida, aspiran a la perfección de la caridad por la observancia de las constituciones."[17].

Contenido teológico de la vida consagrada

  2.1.  Dimensión teologal
                La vida consagrada hace que exista una gran relación entre Dios y el consagrado es decir tiene un vinculo total con la   santísima Trinidad. Por ello "se dedican totalmente a Dios como a su amor supremo (…) convertidos en signo preclaro en la iglesia, preanuncien la gloria celestial."[18].
            Esta dedicación, por la que el consagrado pertenece totalmente a Dios, se caracteriza   por la profesión de los consejos evangélicos. Y todo fiel bautizado esta llamados a este seguimiento específico.
    2.2. Dimensión eclesial
La vida consagrada  es de la iglesia y para la iglesia. Y su participación dentro de ella es de manera sacramental  a su modo, representando y reviviendo el género de vida asumido por Jesús. "La vida consagrada es un don del padre por medio del Espíritu a su iglesia, y constituye un elemento decisivo para su misión."[19]
          Este seguimiento radical de consagrado manifiesta en la iglesia los bienes del Cielo ya presentes en forma inicial y la gloria del Reino venidero. Por ello es que  la autoridad eclesiástica apoya y aprueba las diversas formas de Vida Consagrada, las Constituciones de los Institutos en los que ésta se realiza, y también  tendrá la responsabilidad de vigilarla y protegerla. "Han crecido, en efecto, diversas formas de vida, solitaria o comunitaria, y diversas familias religiosas que se desarrollan para el progreso de sus miembros y para el bien de todo el Cuerpo de Cristo"[20].
                                            2.3.  Dimensión espiritual
Todo bautizado tiene como exigencia espiritual máxima, la ley del amor.  Más aún el consagrado tomará esta ley del amor de un modo concreto  por los consejos evangélicos.  Y es el amor a Dios y a los hombres lo que impulsa a algunos fieles a vivir de forma concreta la pobreza, castidad y la obediencia.

La vida consagrada y la profesión de los consejos evangélicos

Seguir a Jesús incluye estas tres dimensiones de la existencia humana que son tres formas de radicalidad evangélica como exhorta pablo. "por tanto hagan morir en ustedes lo es "terrenal", es decir el libertinaje, la impureza, pasión desordenada, malos deseos, y el amor al dinero, que es una manera de servir a ídolos"[21].
Los consejos evangélicos son tres: castidad, pobreza y obediencia; todos ellos ofrecidos a Dios a partir del amor, basandose "como consejos fundados en las palabras y ejemplos del Señor y recomendados por los Apóstoles, por los padres, doctores y pastores de la Iglesia, son un don divino que la Iglesia recibió del Señor"[22] .
                             3.1.Castidad
La castidad antes de ser una decisión es una gracia que ayuda a desarrollar la capacidad de amar porque, "es un camino que lleva al amor"[23], para ser capases de sentir afecto, de ser acogedor y cercano, de practicar  la ternura y la compasión, ". La castidad "por el Reino de los cielos", que profesan los religiosos, debe ser estimada como un singular don de la gracia."[24]; esta vocación no nace de la carencia o recorte del amor, sino de la sobreabundancia y universalización, de ahí radica su posibilidad de fecundidad espiritual y social.
Con la castidad "nos unimos más fácilmente a Dios con un corazón no dividido, y nos consagramos a él con mayor intimidad."[25], y podemos enfrentamos a una sociedad de consumo y mala información, donde se multiplican las necesidades de deseo, la obsesión por el sexo y el cuerpo. La castidad nos ayuda a trabajar estas dificultades y a tratar de superarlas no solo de nosotros mismos, sino también  de nuestros hermano; porque la castidad "es un camino de especial seguimiento a cristo, […] y ponerse, como él, al servicio de Dios y de la humanidad"[26] .
                    3.2.Pobreza
Este voto es una forma concreta de seguimiento radical de Jesús que "nos libera de la servidumbre: más aún, nos aparta de la preocupación por las cosas de este mundo, para que nos unamos de manera más completa al Señor"[27]. Este voto consiste en resistir a aquellas corrientes culturales que nos estimulan a conocer y ser conocidos en términos de mercancía, interés, conveniencia.
En el nuevo testamento frente a la necesidad material está la  riqueza espiritual de los pobres como recuerda Pablo a los Corintios: "Ya conocen la generosidad de Cristo Jesús, nuestro Señor, que, siendo rico, se hizo pobre por ustedes para que su pobreza los hiciera ricos."[28]. La pobreza evangélica en un valor en sí mismo en cuanto se imita y participa de la pobreza de Cristo dando testimonio con la sobriedad, fraternidad, sencillez y hospitalidad porque él "se hizo pobre por nosotros, a fin de enriquecernos con su pobreza."[29] .
                3.3. Obediencia
No hacemos obedientes, no por sometimiento a nada ni nadie, sino exclusivamente para encontrar la voluntad de Dios en una comunidad de seguimiento a Jesús, "Por esta profesión imitamos de manera especial a Cristo sometido siempre a la voluntad del Padre para la vida del mundo, y de esta forma también nos unimos más estrechamente a la Iglesia"[30].
La obediencia es algo que caracteriza a la vida consagrada. "De ahí se deduce que siguiendo el ejemplo de Jesucristo, que vino a cumplir la voluntad del Padre, "tomando la forma de siervo","[31]; esta actitud de Jesús nos llama  a hacer la voluntad del padre tomando en cuenta la total y verdaderalibertad para realizarla.

Frutos de la vida consagrada

La vida consagrada vivida plenamente nos lleva a un orden supremo, a una prioridad de una vida perfecta con Dios y su amor, sintiendo un gozo de esperanza imperecedero. Esto sentimos como dice Pablo "por preocuparse de las cosas de arriba y no los de la tierra"[32] (col 3,2)
                       4.1. Camino a la perfecta caridad
La vida consagrada desarrolla la gracia bautismal hacia la santidad y coloca al consagrado en un estado y búsqueda y ofrenda total. Por ello el bautizado"ahora, para conseguir un fruto más abundante de la gracia bautismal trata de liberarse, por la profesión de los consejos evangélicos en la Iglesia, de los impedimentos que podrían apartarle del fervor de la caridad y de la perfección del culto divino, y se consagra más íntimamente al divino servicio."[33] . De esta manera el consagrado adquiere este fruto de practicar la caridad abierta.
       4.1.1. Servicio generoso - apostolado
Nos hace disponibles para servir libremente, logrando así una vida más fecunda, de comunión; porque la vida consagrada esta orientada primero al corazón indiviso y segundo al apostolado. Por ello "Todos los Institutos participen en la vida de la Iglesia y, teniendo en cuenta el carácter propio de cada uno, hagan suyas y fomenten las empresas e iniciativas de la misma: en materia bíblica, litúrgica, dogmática, pastoral, ecuménica, misional, social, etc."[34] .
4.2.         Configuración con Cristo
Se alcanza este fruto por la especial relación con Jesús que a igual que a sus discípulos que les invita no solo a acoger el reino de Dios, sino a poner toda su persona al servicio de esta causa, dejando todo e imitando su vida más de cerca (virgen, pobre, obediente). "Por esto, los miembros de cualquier Instituto, buscando sólo, y sobre todo, a Dios, deben unir la contemplación, por la que se unen a El con la mente y con el corazón, al amor apostólico, con el que se han de esforzar por asociarse a la obra de la Redención y por extender el Reino de Dios."[35].
                4.2.1. Libertad
En el que nos sentimos realizados plenamente sin manipulación alguna y eligiendo el bien para todos, libre de toda carga que nos pueda impedir o dificultar el seguimiento radical a Cristo y la construcción del Reino. "(…) los fieles de Cristo se proponen, bajo la moción del Espíritu Santo, seguir más de cerca a Cristo, entregarse a Dios amado por encima de todo"[36].
                4.2.2. Santidad
Este fruto nos mantiene en camino a la santidad y perfección de vida; apartándonos  lo mayor posible del mal y nos adhiere al bien; como Pablo recuerda. "Dios nos enseña a rechazar la vida sin Dios y las codicias mundanas y a vivir en el mundo presente como seres responsables, justos y que sirven a Dios"[37], lo que significa renunciar el mal en nuestros corazones y estilos de vida. Por tanto "Es necesario suscitar en cada fiel un verdadero anhelo de santidad, un fuerte deseo de conversión y de renovación personal en un clima de oración siempre más intensa y de solidaria acogida del prójimo, especialmente del más necesitado"[38] .
                4.3. Dedicación  al crecimiento del  Reino
Este fruto consiste en darse por entero a la construcción del Reino con gozo y amor, misión que nos ayuda a poner lo mejor de nosotros. Como nos animan nuestros pastores que nos dicen: "con generosidad, e heroísmo, seguid trabajando para que en la sociedad reine el amor, la justicia, la bondad, el servicio y solidaridad, […] abrazar con profunda alegría vuestra consagración, que es medio de santificación para vosotros y de redención para vuestro hermanos"[39].

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