martes, 31 de julio de 2012

Y como sè, si tengo vocaciòn


Vocaciones

El objetivo de esta sección es acompañarte y ayudarte en tu camino de discernimiento vocacional.  Seguramente tu inquietud te ha llevado a emprender una búsqueda por todos tus medios posibles, para tener más información de esta cuestión llamada "Darle mi vida entera a Dios".
Y eso es algo muy bueno!  Espero sinceramente que esta página y esta sección te ayuden a discernir correctamente lo que Dios te esta pidiendo.
Comencemos con una serie de preguntas y respuestas elementales:
¿Como sé si Dios me esta llamando?
Es algo que se siente en el interior, como una inquietud, y esta puede presentarse por los motivos que sean, así sean los más triviales o los más grandiosos, por ejemplo un gran deseo de servicio, o el leer la vida de un santo, etc. Generalmente el llamado es confirmado por acontecimientos que la gente pudiera llamar coincidencias, pero para el hombre de fe son mensajes de Dios, por ejemplo algún texto bíblico leído o escuchado en el momento preciso, algún comentario trivial que nos hagan, alguna estampita que nos regalan, etc.  Necesitamos ejercitar la fe, y no desacreditar ni los sentimientos, ni los acontecimientos, pues Dios se comunica por medio de ellos.  A veces se cae en la tentación de pedirle a Dios, señales claras y concisas, que no queden dudas de su llamado, y eso es un error, debemos caminar al paso que Dios nos marque.  Es necesario estar en continua oración pidiendo a Dios que aclare su voz para nuestros casi sordos oídos. Además esforzarse por vivir una vida muy acorde a lo que Dios nos pide en sus evangelios, esto ayudará mucho a discernir el llamado.  Y finalmente debes buscar un acompañante espiritual/vocacional, esta persona debe ser alguien experimentado en los caminos del Espíritu, y también alguien que se lo tome muy enserio, pues un mal acompañante puede hacer mucho daño, te recomiendo algún buen sacerdote o religioso/a que tenga conocimientos y pueda orientarte de forma personalizada.
No me siento 100% seguro/a de querer hacer esto ¿Debo esperar más?
Debes saber que la seguridad al 100% de hacer esto, es demasiado difícil, y si todos nuestros sacerdotes y religiosos hubieran esperado a estar 100% seguros, hoy estarían vacías las iglesias y conventos.  Si ya has vivido un proceso de discernimiento, (como el descrito en la pregunta anterior) y efectivamente crees que Dios te esta llamando (debes ser sincero contigo mismo/a), es el momento de dar el paso, los miedos no se irán hasta que no se comience a caminar el camino, le tenemos miedo al cambio, a lo desconocido.  Debemos poner toda nuestra confianza en el Señor y comenzar el camino. Además prácticamente todas las ordenes y congregaciones religiosas, así como el seminario, cuentan con un periodo inicial llamado postulantado o en el caso del seminario el año introductorio, donde el objetivo principal es profundizar en el discernimiento del llamado.  Este es un tiempo que todos los jóvenes con inquietudes vocacionales se deben permitir vivir, si descubren que Dios no los está llamando a este tipo de vida, se irán a su casa muy contentos y clarificados en cuanto a su verdadera vocación, y si es lo contrario, no tendrán que buscar más.
Sí quiero darle mi vida a Dios, pero no se como, ni donde, ¿que hago?
Bueno, si eres hombre, tienes las siguientes opciones: sacerdote diocesano, sacerdote religioso, o hermano religioso.  Si eres mujer, solo es posible como religiosa.  Ahora describiré las diferencias
Sacerdote diocesano:
No pertenecen a ninguna comunidad religiosa, sino a una diócesis. Una diócesis es el distrito o territorio en que tiene y ejerce jurisdicción espiritual un prelado: arzobispo, obispo, etc. Las diócesis se pueden agrupar, a su vez, en provincias eclesiásticas, a la cabeza de la cual se halla una archidiócesis. Ellos estudian en un seminario durante varios años (varía dependiendo las diócesis).  Hacen votos de castidad, y obediencia (al Papa y la Iglesia). Están al servicio de la Iglesia para donde esta los considere necesarios (por medio del Obispo). (El sacerdote puede celebrar Misa, mientras que el diácono no puede realizar la consagración ni la confesión, todas las demás funciones son iguales, para llegar a ser sacerdote, primero hay que ser diacono, aunque se puede solicitar ser diácono permanente, los diáconos permanentes tienen permitido el matrimonio.)
Sacerdote religioso y religiosos/as en general:
La vida religiosa tanto para hombres como mujeres se divide en dos, vida activa y vida contemplativa, la vida activa esta más enfocada al apostolado (y esté varía dependiendo del carisma de la orden o congregación, ejemplo, servicio a enfermos, enseñanza, niños abandonados, de todo un poco, etc.) aunque esto no quiere decir que no se haga oración, si se hace y mucha, y la vida contemplativa, esta enfocada a la oración, se vive en un monasterio o claustro, generalmente los religiosos/as viven en comunidad o fraternidad, compartiendo alegremente la vida y el trabajo con los demás hermanos. Todos los religiosos/as hace tres votos a Dios, pobreza (tener únicamente lo necesario para vivir), castidad y obediencia (a los superiores y al papa). Para los religiosos hombres la mayoría de órdenes y congregaciones, tienen la opción de pedir la ordenación sacerdotal una vez terminados los estudios. Y siguen siendo religiosos y ahora también sacerdotes.
¿Cuál es la diferencia entre orden y congregación religiosa?
Las órdenes son muy antiguas, y cuentan con una regla de vida escrita por el fundador, y aprobada por el papa. A partir del siglo XVI se decreto que no se aprobarían nuevas reglas de vida, por lo que no existen nuevas órdenes. Algunos ejemplos son: Benedictinos, Agustinos, Franciscanos, Clarisas, Carmelitas, etc. Las ordenes generalmente, por ser muy antiguas cuentan con una rica historia y muchos ejemplos de santidad.
Las congregaciones o institutos de vida consagrada, no tienen una regla de vida aprobada por el papa, sin embargo tienen constituciones de vida por las cuales se rigen, y generalmente han sido fundadas por personas ejemplares.
Para que conozcas más sobre las comunidades religiosas, hemos preparadouna lista con enlaces a sus sitios oficiales para que obtengas más información sobre cada una.   Si has decidido ser religioso/a pero no sabes en que comunidad entrar, debes principalmente ponerte en oración para que Dios te guié por donde sea su voluntad, y también debes estudiar cada una, aprendiendo sobre su fundador/a, y su modo de vida, tal vez te sientas identificado/a con alguna en especial.
Si quiero darle mi vida a Dios, pero estoy a mitad de mis estudios, ¿Que debo hacer?
Cada persona es llamada de forma distinta, y el plan de Dios es distinto para cada persona, por lo que debes averiguar su plan para tu vida, eso lo podrás hacer con oración sincera y siguiendo tu proceso de acompañamiento vocacional. En algunos casos lo mejor es no esperar más y comenzar, en otros es mejor dejar madurar más la vocación y terminar los estudios.
¿Aceptan a todas las personas en las diócesis y comunidades religiosas, cuales son los requisitos?
Cada diócesis y comunidad religiosa tiene sus propios requisitos, sin embargo no varían mucho. Lo principal es tener un sincero deseo de servir a Dios y a la Iglesia,
En el caso de las diócesis, se requiere ingresar a un seminario (tiempo completo) para la formación, generalmente se pide alguna cuota económica para sustentar los gastos, y generalmente aceptan a jóvenes de entre 18 y 30 años, aunque hay excepciones. Se requiere también que el aspirante cuente con buena salud física y mental. Para menores de 18 años, esta el seminario menor donde pueden terminar sus estudios de preparatoria.
En las comunidades religiosas generalmente aceptan a jóvenes de entre 18 y 30 años de edad, con un firme y sincero deseo de servir a Dios y a la Iglesia Católica, que sea apto para vivir el carisma de la orden o congregación. Se requiere también que el aspirante cuente con buena salud física y mental. Los jóvenes que ingresan pasan por un periodo llamado postulantado antes de ser aceptados en la orden, en este periodo comparten plenamente la vida de la comunidad, este tiempo varía y puede ser desde 6 meses hasta 3 años dependiendo la comunidad.
¿Cuáles son los estudios necesarios para ser sacerdote?
Se requieren aproximadamente, 3 años de filosofía y 4 años de teología, generalmente se intercala algún año de apostolado, además terminados los estudios se requiere un año de diaconado antes de la ordenación sacerdotal.  En el caso de los religiosos, generalmente antes de comenzar estos estudios se vive el postulantado (periodo de discernimiento vocacional) y el noviciado (periodo de identificación con el carisma particular). 
¿Cuándo era joven estuve en el seminario/convento pero me salí, ahora años después he descubierto que esa es mi verdadera vocación, que puedo hacer para ingresar a algún seminario o convento?
Es común que suceda este caso, lo primero es evaluar la situación, se requiere que no haya dependencia (ej. Hijos menores), que no haya contraído matrimonio o que haya enviudado, y aún así son pocos los lugares que aceptan personas mayores, sin embargo los hay, así que vale la pena buscar, si realmente existe una vocación y Dios esta dando la oportunidad de responder nuevamente, El proporcionará los medios para llevar a cabo Su proyecto.
Yo quiero servir a Dios pero también quiero casarme y formar una familia.
Lo primero y más importante para una persona que desea servir a Dios, no es consagrar su vida, sino discernir su vocación, hay que recordar que la vida matrimonial no excluye a Dios, cuando una persona discierne su vocación y la vive en plenitud, encontrará la felicidad y dará gloria a Dios con su vida, ya sea el matrimonio, la vida religiosa o sacerdotal. Generalmente las parroquias tienen muchos grupos donde los laicos pueden ofrecer sus servicios a Dios y a los demás por medio de la Iglesia.
Me siento llamado/a por Dios a la vida consagrada, pero he tenido una vida llena de pecado, no me siento digno/a, ni capaz. ¿Qué hago?
Cuando Dios llama a una persona, lo hace y punto, El conoce a cada uno hasta lo más profundo de su corazón, y si Dios llama a una persona, no se arrepiente después aunque la persona falle mucho. Debemos recordar que nuestro Dios, es Dios de misericordia y que le gusta servirse de instrumentos débiles para mostrar su gloria, basta una buena confesión general con arrepentimiento y el deseo que lleve a enmendar la vida, para que el pecado no tenga más dominio, Dios no quiere personas perfectas, sino personas dispuestas.
Quiero consagrar mi vida a Dios, pero tengo muchas heridas de cosas que me han pasado, no me siento listo/a para entrar al seminario / convento.
Lo primero es la confianza en Dios, El puede sanar cualquier herida por grande que sea, además generalmente en todas las comunidades religiosas y seminarios se trabaja el primer año, principalmente en la parte humana, se ofrece ayuda psicológica y espiritual, ya que se considera muy importante tener sana la parte humana para poder construir sobre firme en el futuro.

Vocaciòn y discernimiento



7 PASOS PARA EL DISCERNIMIENTO VOCACIONAL

Uno de los grandes retos que deberás enfrentar en tu vida es el de encontrar tu lugar en la sociedad y en la Iglesia.
Para ti, que buscas tu vocación, describiré siete pasos que te pueden ayudar a discernir el proyecto de Dios sobre ti.
Aunque me referiré directamente a las vocaciones consagradas (en la vida religiosa, en el sacerdocio, etc.), los pasos que enumeraré se pueden aplicar para el discernimiento de cualquier vocación, estado de vida o profesión.

1. Oración

"Señor ¿Qué quieres que haga?" Hch 22, 10
La vocación no es algo que tú inventas; es algo que encuentras. No es el plan que tú tienes para tu vida, sino el proyecto de amistad que Jesús te propone y te invita a realizar. No es principalmente una decisión que tú tomas sino una llamada a la que respondes.
Si quieres descubrir tu vocación, dialoga con Jesús. Sólo mediante la oración podrás encontrar lo que Dios quiere de ti. En la oración, el Espíritu Santo afinará tu oído para que puedas escuchar.
En el diálogo de amistad con Jesús podrás oír su voz que te llama: "ven y sígueme" (Lc 18, 22); o bien, escucharás que te dice: "vuelve a tu casa y cuenta todo lo que Dios ha hecho por ti" (Lc 8, 39).

2. Percepción
"Había en mi corazón algo así como fuego ardiente, prendido en mis huesos y aunque yo hacía esfuerzos por ahogarlo, no podía". Jr 20, 9
Para descubrir lo que Dios quiere de ti tienes que escuchar, mirar y experimentar. Para esto necesitas hacer silencio interior y exterior; el ruido te impide percibir.
Está atento a lo que se mueve en tu interior: tus deseos, tus miedos, tus pensamientos, tus fantasías, tus inquietudes, tus proyectos. Escucha tanto a los que aprueban tu inquietud como a los que la critican. Escucha tu corazón: ¿qué es lo que anhelas? Aprende a mirar a los hombres que te rodean: ¿qué te está diciendo Jesús a través de su pobreza, de su ignorancia, de su dolor, de sus desesperanzas, de su necesidad de Dios...?
Ve tu historia: ¿Por cuál camino te ha llevado Dios? ¿Cuáles han sido los acontecimientos más importantes de tu vida?, ¿de qué manera Dios estuvo presente o ausente en ellos? ¿Qué personas concretas han sido significativas para ti?, ¿por qué? Contempla el futuro: ¿qué experimentas al pensar en la posibilidad de consagrar tu vida a Dios? Tienes sólo una vida, ¿a qué quieres dedicarla?
Ten cuidado en discernir si tu inquietud y la atracción que sientes son signos de una verdadera vocación consagrada o son manifestaciones de que Dios quiere que intensifiques tu vida cristiana como seglar.
Al dar este paso podrás decir: "Tal vez Dios me esté llamando..." "Siento la inquietud de consagrar mi vida a Dios".

3. Información
"Observen cómo es el país y sus habitantes, si son fuertes o débiles, escasos o numerosos; cómo es la tierra, buena o mala; cómo son las ciudades que habitan, de tiendas o amuralladas; cómo es la tierra fértil o estéril; con vegetación o sin ella". Nm 13, 18-20
Los caminos para realizar la vocación consagrada son múltiples. No basta con querer entregar tu vida a Dios y desear dedicarte al servicio de tus hermanos. Es necesario saber dónde quiere Dios que tú lo sirvas.
Para descubrir tu lugar en la Iglesia es conveniente que conozcas las diversas vocaciones. Investiga cuál es la espiritualidad que viven los sacerdotes diocesanos o las diferentes congregaciones religiosas; y siente cuál de ellas te atrae. Ve cómo viven: no es lo mismo una congregación contemplativa que una de vida apostólica. Infórmate sobre cuál es su misión y por qué medios pretenden realizarla: enseñanza, hospitales, dirección espiritual, promoción vocacional, misiones, predicación de ejercicios, medios de comunicación, etc. Conoce quiénes son los principales destinatarios de su apostolado: jóvenes, pobres, sacerdotes, enfermos, niños, seminarios, ancianos, etc.
Aunque ordinariamente cuando se experimenta la inquietud vocacional se siente también el atractivo por una 'vocación específica, vale la pena que dediques algunas horas a informarte más a fondo sobre esa vocación y sobre otras. Y si al final te decidieras por la que en el principio te inclinabas, el tiempo empleado en informarte no habrá sido desperdiciado.
Al dar este paso podrás decir: "Me atrae la espiritualidad, el estilo de vida y el apostolado de esta congregación". "Posiblemente Dios me está llamando a ingresar al noviciado o al seminario".


4. Reflexión

"Si uno de ustedes quiere construir una torre ¿no se sienta primero a calcular los gastos, y ver si tiene para acabarla? No sea que, habiendo puesto los cimientos y no pudiendo terminar, todos los que lo vean se pongan a burlarse de él, diciendo: "Este comenzó a edificar y no pudo terminar". Lc 14, 28-30
La vocación es una empresa demasiado grande, ¡y es para toda la vida! Por eso no te puedes lanzar sin antes haber reflexionado seriamente sobre ti y sobre la vida que pretendes abrazar.
Descubre cuáles son tus capacidades y limitaciones. Piensa si podrás vivir las exigencias que implica la vocación -contando desde luego con la gracia de Dios-. ¿En qué signos concretos te basas para pensar que Dios te llama? ¿Qué razones en favor y en contra tienes para emprender ese camino? ¿Qué es lo que te atrae y qué lo que no te gusta de ese estado de vida?
Dios te pide que te comprometas responsablemente en el discernimiento de su voluntad. Quiere que utilices tu inteligencia para buscar tu vocación. Con la luz del Espíritu Santo podrás descubrir lo que Dios quiere de ti.
No pienses que llegarás a tener certeza absoluta de lo que Dios quiere de ti: algo así como tener un contrato firmado por El, en el que te revelara su voluntad. Lo que encontrarás serán signos que indican cuál podría ser el proyecto de amistad que tiene para ti.


Al descifrar esos signos podrás tener certeza moral de su llamado. Yo tengo certeza absoluta de que no puede haber un círculo cuadrado, y tengo certeza moral de que la silla en la que estoy sentado no se va a romper. La certeza moral es la que necesitas para actuar
Al dar este paso podrás decir: "Creo que Jesús me llama". "Creo que, con la ayuda del Espíritu Santo, podré responder".


5. Decisión

"Te seguiré vayas adonde vayas" Lc 9, 57
Habiendo descubierto lo que Dios quiere de ti, decídete a seguirlo.
Tomar tal decisión es difícil. Sentirás miedo. Tus limitaciones te parecerán montañas: "¡Ay Señor mío! Mira que no sé hablar, que soy un muchacho" (Jr 1, 6). Sin embargo, a pesar de tus limitaciones -o mejor con todas ellas-, responde como Isaías:
"Aquí estoy, Señor, envíame" (Ls 6, 8).
Decir el "sí" con el cual comprometes toda tu vida es una gracia. Pídele al Espíritu Santo que te dé esa capacidad de respuesta. No afrontar la decisión equivale a desperdiciar tu vida.
Para iniciar el camino de la vocación no esperes tener certeza absoluta de que Dios te llama ("el contrato firmado"); te basta la certeza moral. La decisión es un paso en la fe; en un acto de confianza en tu amigo Jesús.
Al decidirte a seguir radicalmente a Jesús es normal que tengas dudas de si podrás con las exigencias y si llegarás al final. Pero de lo que no puedes dudar es de lo que tú quieres.
Al dar este paso podrás decir: "Quiero consagrar mi vida a Dios en el servicio de mis hermanos". "Quiero ingresar en esta congregación religiosa". "Quiero ser sacerdote".


6. Acción

"Jesús los llamó. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron". Mt 4, 21-22
Una vez tomada la decisión, ¡lánzate! No te dejes vencer por el miedo; lánzate sin miedo.
Pon todos los medios que estén a tu alcance para realizar lo que has decidido. No cedas a la tentación de diferir tu ingreso a una casa de formación: "Te seguiré, Señor; pero déjame primero...". (Lc 9, 61). Con tu decisión has comprometido todos los momentos posteriores; en el futuro busca cómo ser fiel. La única manera de realizar el proyecto de Dios es la fidelidad de cada día. Vive todo momento en coherencia con lo que has decidido; dirige cada paso hacia la meta.
¿Y cuando venga la dificultad? ¡Perseverar! El camino que emprenderás es difícil; más de lo que ahora crees. Prepárate para la lucha; deberás enfrentar problemas y superar obstáculos. Jesús te dice: "El que quiera venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, que cargue cada día con su cruz y me siga" (Lc 9, 23).
El sendero es arduo, pero María te acompaña y el Espíritu Santo te fortalece para que puedas recorrerlo. Además, no se trata de cargar hoy la cruz de toda la vida, sino sólo la de hoy; y así cada día. Al dar este paso podrás decir, como Pedro: "Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido" (Mc 10, 28).

7. Dirección Espiritual
"Levántate y vete, a Damasco, allí se te dirá todo lo que está establecido que hagas". Hch 22,10
La dirección espiritual no es, en realidad, un paso más en el proceso de discernimiento vocacional; es un recurso que puedes aprovechar en cada uno de los pasos anteriores.
El director espiritual te motivará a orar y a percibir los signos de la voluntad de Dios; te indicará dónde obtener la información y te ayudará a reflexionar En el momento de la decisión se alejará de ti para que tú, frente a Jesús, libremente respondas a su llamada. Te ayudará a que te prepares convenientemente para ingresar en una casa de formación. Su oración y sacrificio por ti te alcanzarán del Espíritu Santo, la luz para descubrir tu vocación y la fuerza para seguirla.
Si bien es cierto que la vocación es una llamada de Dios que nadie puede escuchar por ti ni responder a ella en tu lugar, también es cierto que necesitas de alguien que te acompañe en tu discernimiento vocacional.
Es fácil hacerse ilusiones: podrías creer que es un llamado de Dios lo que tal vez sea sólo un deseo tuyo, o bien podrías pensar que no tienes vocación cuando en realidad Dios te está llamando. Dialoga con tu director espiritual para clarificar la autenticidad de tu vocación.
Jesucristo, después de habérsele aparecido a Pablo en el camino de Damasco, le dijo que fuera con Ananías y que éste le indicaría cuál era la voluntad de Dios. Aunque Cristo hubiera podido decirle a Pablo lo que quería de él, quiso valerse de Ananías para hacerle descubrir su vocación (cf Hch 22, 10-15).
En el discernimiento del proyecto de Dios sobre ti no puedes prescindir de la mediación de la Iglesia.
Descubrir tu vocación no es fácil, pero tampoco es imposible Si con sinceridad te pones a buscar la voluntad de Dios y realizas los pasos que aquí te sugiero, creo que podrás encontrarla.
De muchas maneras Dios te está revelando la manera como quiere que colabores en la instauración de su reino. El es el más interesado en que tú descubras y realices tu vocación. Por eso haz oración, dialoga con tu director espiritual, percibe, infórmate, reflexiona, decídete y actúa.

Què es la Vocaciòn


¿Qué es la vocación?
Nuestra plenitud y felicidad depende de cuánto busquemos llevar a cabo el plan de Dios en nuestra vida
 
¿Qué es la vocación?
¿Qué es la vocación?
Vocación significa "llamado", del latín vocare -que quiere decir llamar-y se refiere a que cuando Dios te creó, también te pensó y te llamó a un estado y condición de vida específicos, a un estilo de vida concreto.

Primero que nada, para entender esto, es necesario darnos cuenta que Dios existe. Ésta es una verdad del tamaño del cielo, que con el simple hecho de estar vivos cada nuevo día por las mañanas, reafirmamos.

Es más fácil comprobar que Dios existe que comprobar lo contrario. Si un astronauta encontrara en Marte un edificio, no se pondría a tratar de explicar el cómo, por casualidad, se amontonaron todos los componentes para ir logrando cada ladrillo de la construcción, sino que diría que en Marte alguien construyó el edificio. Igualmente, una persona sensata diría que alguien tuvo que haber creado al hombre, que es algo más que un edificio, pues es más perfecto.

Ahora bien, el hecho que Dios exista nos lleva a otra cuestión: siendo tan inteligente, Él no se pone a hacer cosas sin razón alguna. Y cuando manda a algún alma a la tierra, lo hace con un plan específico, para que viva de una manera concreta.

Y es esta manera concreta a la que llamamos vocación.

Debemos recordar que nuestra plenitud y felicidad depende de cuánto busquemos llevar a cabo este plan de Dios en nuestras vidas, por que no hay nadie, NADIE, que sepa más la manera de hacernos felices, que Dios mismo, aún cuando nosotros queramos "experimentar" nuestros propios caminos.

lunes, 30 de julio de 2012

Lo que se se percibiò de San Vicente acerca de la Caridad



            He pensado muchas veces en aquel encuentro y en la emocionante lección que recibí de aquel hombre. Y vuelvo a pensar hoy ante vosotros, que, en la mayoría de los casos, llegaréis a ser sacerdotes, encargados de la más alta, de la más eminente misión que puede un hombre esperar.
Tonsurados, vestidos de negro, habiendo recibido del pontífice el supremo privilegio de absolver, iréis por los caminos de la vida. El mundo os recibirá generalmente con deferencia. Sin embargo, no le perteneceréis. Saldréis del rebaño para convertiros en su pastor. Pero el rebaño busca que el pastor lo guíe: sólo os reconocerá con esa condición.
¿Qué esperan los vuestros, qué espera el mundo de vosotros?
Que seáis sembradores de amor.
Ese mundo, esclavo de la técnica que debía liberarlo; ese mundo, que tanto tiempo ha permanecido encadenado a su egoísmo y a su odio, tiene una TERRIBLE necesidad de amar.
Y sólo vosotros poseeréis el poder de “restituir el hombre al Amor”. Su mensaje es vuestra misión. Su ley, bien lo sabéis vosotros, es exigente, tiránica... Pero su ley es toda la Ley.
“Si alguien dice: ‘Yo amo a Dios’ y no ama a su hermano, es un mentiroso”, dice san Juan. El Apóstol predilecto no se anda con rodeos... Y se explica: “¿Cómo el que no ama a su hermano, a quien ve, amará a Dios, a quien nunca ha visto?”
Y Pío XII nos enseña: “Cristo ha querido hacer de la caridad fraterna la sustancia misma de la religión”.
Con vuestra vida, con vuestra palabra, con vuestro ejemplo, seréis los promotores, los cruzados de la Caridad.
 * * *
            ¡Atención! La Caridad: no la limosna. No esa ofrenda desdeñosa que se deja caer, que se da "de arriba abajo", y que, si ofende a quien la recibe, deshonra ciertamente a quien la da. Semejante limosna es la caricatura de la Caridad.
¡Atención! La Caridad: no la solidaridad. La solidaridad es la reproducción laica de la Caridad.
Precisamente en ese sentido, nos dice san Pablo: "Aún cuando distribuyera todos mis bienes en alimento de los Pobres, si no tengo Caridad, nada soy".

Dos Santos que animan nuestra espiritualidad

Una misma y única pasión animó a Vicente y Luisa: 

Jesucristo y los Pobres;

Jesucristo en los Pobres y

Los Pobres en Jesucristo


San Vicente es considerado padre de los pobres y ha sido proclamado Patrón universal de las obras caritativas cristianas. 

Santa Luisa fue proclamada por Juan XXIII, en 1960, patrona de las Obras Sociales Cristianas.







ESTOS DOS GRANDES SANTOS DEL AMOR, SON QUIENES NOS INSPIRAN

domingo, 29 de julio de 2012

El Servivio a los Pobres





El Servicio a los Pobres:

 
No hay vida de fe y oración auténticas que no terminen en compromiso con el hombre. Dios al creyente, en la oración, le pregunta por los demás, por sus problemas, por sus necesidades y le apremia a que salga del caparazón de su egoísmo, se abra a ellos, se sensibilice y comprometa con sus necesidades. 
El termómetro de una buena vida de fe y oración marca siempre una elevada temperatura en amor entregado y en servicialidad. Un cristiano -decía Cabodevilla comentando el Himno de caridad (l Cor 13)- es aquel de quien podemos y debemos servirnos siempre todos. 
Hay dos clases de personas, fruto de nuestra manera de entender la vida: la egoísta y la generosa. La vida de la primera la condiciona el egoísmo que le lleva a querer mandar y a servirse de todos usándolos; la vida de la segunda la condiciona el amor que le lleva a colaborar, poniéndose a disposición de los demás. Y es que el amor nos lleva a descubrir que la vida sólo vale la pena vivirla si la vamos gastando para que otros vivan. Desgraciadamente la mentalidad egoísta tiene mucho poder en la cultura del interés que tiene enganchado a un alto porcentaje de los hombres de la sociedad de hoy. 
Hablando de la increencia, en 1988 algunos Obispos afirmaban: “En la sociedad actual estamos reduciendo, con frecuencia, nuestras relaciones a un mutuo intercambio útil a placentero, donde cada uno busca siempre SU propio interés… ¿No necesitamos un espíritu nuevo de fraternidad que nos libre de ese egoísmo, que es, en buena parte, la matriz de muchos comportamientos sociales? ¿No será el redescubrimiento de la vida fraterna lo que puede salvar a tanto hombre solitario, incomunicado, enfermo?” 
Y el Papa, en la NMI 42, nos dice: “Muchas cosas serán necesarias para el camino histórico de la Iglesia también en este nuevo siglo; pero si falta la caridad, todo sería inútil” (l Cor 13, 2). 
El verdadero discípulo de Jesús es el hombre creyente, “enteramente para los demás”. Centra su vida en servir, en ayudar y en hacer felices a los otros. Se ofrece para el servicio: “si me necesitáis, aquí me tenéis, si precisáis de que os eche una mano, estoy a vuestra disposición”. Decía muy atinadamente Erich Fromm atacando el amor interesado: “El amor comienza a desarrollarse cuando amamos, hacemos bien a otros, a quienes no necesitamos para nuestros fines personales” 
Jesús nos convoca hoy a sus seguidores a ser miembros vivos y activos de la Iglesia, “la casa y la escuela de la comunión” (NMI 43), frente a la sociedad de amos y señores, fruto del uso, abuso y explotación de los otros. En la Iglesia y en nuestra Asociación todos tenemos la misma dignidad, la más grande que se puede tener: ser hijos de Dios y todos nosotros sentirnos responsables de todos y de todo: “Para defendernos de la famosa intemperie en el interior de las sociedades secularizadas… será necesario disponer de pequeñas comunidades cristianas en las que exista fe compartida y calor humano” que sirvan de contraste e interpelan con su vida. 
El Papa nos ha hecho una llamada seria a una vida solidaria y a un compartir fraterno, a la hora de apostar por la caridad en el Nuevo Milenio: “Es la hora de una nueva imaginación de la caridad, que promueva no tanto y no sólo la eficacia de las ayudas prestadas, sino la capacidad de hacerse cercanos y solidarios con quien sufre, para que el gesto de ayuda sea sentido no como limosna humillante, sino como un compartir fraterno” (NMI 50). 
El Dios en quien creemos es un Dios que ama a todos los hombres. Somos sus hijos, fruto de su amor. Pero a este Dios, que nos quiere a todos con locura, se le escapa el corazón hacia los más débiles, hacia las víctimas del desamor, hacia los pobres. No es un Dios parcial, un Dios daltónico. Su presencia en la historia no es pasiva. Dios ve y actúa en la vida. Oye y experimenta el clamor y la esclavitud de sus pobres y se sirve de Moisés para liberarlos: “El clamor de los hijos de Israel ha llegado hasta mí y he visto además la opresión con que los egipcios los tiranizan. Ahora, pues, ve; yo te envío al Faraón para que saques a mi pueblo, los hijos de Israel, de Egipto” (Ex 3, 9-1l). La causa de los pobres es causa de Dios, se identifica con su causa. La opción de Dios por los pobres, los oprimidos, los esclavos es una constante en toda la revelación. 
Jesús, el Hijo de Dios, que ha venido al mundo porque el Padre lo ama (Jn 3, 16), también opta por los pobres: “El Espíritu del Señor sobre mi porque me ha ungido y me ha enviado a anunciar la Buena Noticia a los pobres " (Lc 4, 18). Ha venido a inaugurar el Reino y este Reino está destinado prioritariamente para los pobres (Lc 6, 20). Él es el “buen samaritano que se solidariza con todos los tirados por esta sociedad en las cunetas de la vida, Él es el que se para, se acerca, y los cuida con sensibilidad, misericordia y compasión. Él no da rodeos ni pasa de largo como hacen hoy tantos sacerdotes o levitas insolidarios” (Lc 10, 29-38). 
Toda la vida de María es un continuo servicio pero hay, sobre todo, dos escenas muy significativas para la Espiritualidad de los miembros de la AMM en su compromiso de servir a los pobres: La Visitación y las Bodas en Caná. María se entera por el ángel que su prima Isabel está pasando por un trance difícil y necesita alguien con quien desahogarse y que le preste una ayuda. María se pone inmediatamente en camino. No piensa para nada en ella. Estaba embarazada de poco tiempo y el camino que tenía que recorrer era peligroso (Según los estudiosos es el mismo camino en el que Jesús cuenta la parábola del Buen Samaritano). Pero el que ama no piensa en lo que le puede suceder a él si atiende al necesitado sino en lo que le puede suceder al necesitado si él no lo atiende. Va a visitar a su parienta y está con ella unos tres meses (Lc 1, 39-46). En Caná la gente se divierte, come y bebe como en toda boda, sin pensar en los demás. Pero, allí, hay una mujer que entiende de amor y por eso vive pendiente de los demás, de lo que necesiten. Sin que nadie le diga nada, observa que está a punto de terminarse el vino. Los novios, sus familiares, van a quedar en ridículo y la alegría de la fiesta se va acabar. Se acerca a su Hijo, le expone la situación y, gracias a Ella, Jesús obra el primer milagro (Jn 2,1-13). 
También María, su Madre, se solidariza con los pobres y así lo canta en el Magníficat: “Derribó del trono a los poderosos y ensalzó a los humildes. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos" (Lc 1, 52-54). Juan Pablo II, en la Redemptoris Mater, afirma: “su amor por los pobres está inscrito admirablemente en el Magníficat”. Paul Claudel decía irónicamente: “El Magníficat hay que cantarlo en gregoriano y en latín para que no se entienda porque es demasiado revolucionario”. Y nuestro P. General, Robert P. Maloney, hablando en el Eco (Abril 2001, pág. 134) sobre la Espiritualidad del Magníficat escribe: “Una persona que vive la Espiritualidad del Magníficat canta con confianza el Amor preferencial de Dios por los pobres. Cree también que este Amor no es simplemente afectivo sino que actúa, interviene en la historia. Es un Amor que puede cambiar el mundo del revés. En un mundo donde hay muchas tinieblas, enfermedades, penas y muertes, cree que Dios puede aportar luz, salud, alegría y resurrección”. 
La AMM es una Asociación, además de eclesial y mariana, vicenciana. Los Vicentinos tenemos todos una misma misión: servir al pobre evangelizándole. Nuestra Espiritualidad tiene como fuente principal el misterio de la Encarnación. Juan Pablo II, con palabras muy similares a las de San Vicente en el siglo XVII, nos recuerda que “si verdaderamente hemos partido de la contemplación de Cristo, tenemos que saberlo descubrir, sobre todo en el rostro de aquellos con los que el mismo ha querido identificarse” (Mt 25, 35-36). No debe olvidarse, ciertamente, que nadie puede ser excluído de nuestro amor desde el momento que “con la Encarnación el Hijo de Dios se ha unido en cierto modo a cada hombre” (NMI 49). Los Estatutos de la AMM, al hablar del apostolado en el art. 16, nos dicen: “El servicio a los pobres debe ser preferencial en lo que somos y hacemos”. Pero el servicio vicenciano implica evangelización: “Evangelizar de palabra y con obras es una exigencia de nuestro carisma vicenciano”.  Y el modelo para vivir esta exigencia de nuestro carisma, como para los demás, es nuestra Madre, María Milagrosa: “A ejemplo de María, Nuestra Madre, la Sierva disponible, modelo perfecto de “amor a Dios” y de “amor a los hombres”. Terminaría este apartado recordando a los miembros de la AMM lo que el Papa pide a todos los cristianos al inicio del Nuevo Milenio: “Por eso tenemos que actuar de tal manera que los pobres, en cada comunidad cristiana, se sientan como “en su casa”. La caridad de las obras corrobora la caridad de las palabras (NMI 50).

Esencia de la Vida Consagrada



La esencia deMadre Adela Galindo, SCTJM Fundadora lavida consagrada consiste en la dedicación o la total reserva de la persona para Dios. Es una entrega total deseada por Dios quien invita a la persona a un seguimiento mas de cerca, y que es aceptado, por ella, libremente y por amor, para ser total y exclusivamente para Dios y para su reino. Es un llamado a la perfecta imitación a Cristo a través de alcanzar la plena comunión con Dios y la perfección en el amor.

La Vida Consagrada iniciativa de DiosJesús le revela a la persona consagrada el amor del Padre, creador y dador de todo bien, que atrae a si (Jn 6,44) una criatura suya con un amor especial para una misión especial. “Este es mi hijo amado; escuchadle”. (Mt. 17,5) es lo que dice el Padre al alma de la persona invitada por una atracción interior a confiar en el amor de Jesús, que la quiere en intima relación y en total consagración a él y a su designio de salvación.

NATURALEZA DE LA VIDA CONSAGRADA1. comunión y pertenencia a Dios: entra en la esfera de lo sagrado. Por que consagrar es separar para Dios, para ser de una manera exclusiva para Dios (eje. Cáliz) Con corazón indiviso ama a Dios, y en él a los hermanos.

2. Evangelica Testificatio, el don de darse a Dios: la persona totalmente dedicada a Dios
• “total e irreversiblemente”
• “de forma incondicional y absoluta”.
• “se convierte en el principio de identidad de la persona y el alma de su actividad” (quien soy: toda de Dios. Que hago: el hacer fruto del ser.)

3. Plenitud del bautismo: todos, por el Bautismo, somos consagrados a Dios, pero hay diferentes grados de vivir esta consagración. Estos grados se tratan de compromisos y exigencias, de estilo de vida y de comunión.
• En el bautismo se nos da la gracia para ser hijos de Dios, discípulos de Cristo, miembros de la Iglesia, vivir en santidad. El alma consagrada quiere abrirse al don del bautismo en plenitud y vivir hasta las máximas consecuencias las gracias bautismales.
• Signo sobresaliente de la Iglesia : La Iglesia es la esposa de Cristo, y la vida consagrada actualiza en el tiempo esta realidad Eclesial.
• La Iglesia esposa se revela mas claramente en las almas consagradas. Se revela la comunión de Cristo con su esposa.
• Si es signo debe ser permanente y visible.
• Es el amor de la Iglesia hacia el Esposo. Todo don de si mismo, es un don de amor. Por lo tanto, debe tener las características del amor: comunión, permanencia y fidelidad .
• Está en el corazón mismo de la Iglesia como elemento decisivo para su misión, ya que “indica la naturaleza íntima de la vocación cristiana” (Ad Gentes, CVII)
• Revela la aspiración de toda la Iglesia que es Esposa de Cristo a vivir en comunión con El.
• Don peculiar del Espíritu Santo
• El ES el que da la multitud de formas de vida consagrada en la historia de la Iglesia, suscitadas por él
• parecen como una planta llena de ramas que hunde sus raíces en el Evangelio y da frutos copiosos en cada época.
• la llamada a la vida consagrada está también en íntima relación con la obra del Espíritu Santo. Es él quien a lo largo de la historia de la Iglesia, acerca siempre a nuevas personas, a percibir la grandeza de un llamado tan comprometedor.
• Es el Espíritu Santo quien suscita el deseo de una respuesta plena; es quien guía el crecimiento de tal deseo, llevándolo a la madurez hasta dar una respuesta de fiat, y sosteniendo después su fidelidad.
• Es el Es quien lo capacita para la santidad , llevándolos por caminos de purificación y desarrollo en la virtud.
• Es el Es quien equipa para la misión, revelándola en el corazón y dándoles los dones para
cumplirla.

LA VIDA CONSAGRADA : Vocación al AmorHablar de vida consagrada es hablar de amor. El amor de Dios que elije y el amor de la persona que abraza esa llamada.
• La vida consagrada es una comunión de corazones, un encuentro y dialogo de amor permanente, entre el Corazón de Dios y el corazón humano.

• Un amor que no se compara a otros amores, que es eminentemente pleno y trae inmenso gozo al corazón. Una forma inmensamente nueva de amar a Dios y a los hombres. Tan fuera de nuestra imaginación que cumple la palabra de Isaías 55, 9: “porque cuanto aventajan los cielos a la tierra, así aventajan mis caminos a los vuestros y mis pensamientos a los vuestros”.

• “Venid a la fuente los que están sedientos y tomad agua” (Is 55,1) Todos tenemos una sed de Dios, del amor y de amar que es insaciable. Solo puede ser saciada en Dios mismo: “solo en Dios descansa mi alma (Sal 61:1) “fuimos creados para ti y solo en ti descansará mi alma”. (S. Agustín)

• Todas las vocaciones responden a esa necesidad existencial de nuestras almas para ser saciados. La diferencia en las vocaciones es el como y cuan rápido podemos llegar a experimentar esa comunión que sacia lo mas profundo del ser. La vida consagrada a Dios está plenamente ligada con tomar de la fuente divina, que es el Corazón de Jesús. Es la vocación que nos llama a esa plena comunión de reciprocidad en el amor, que nos permite experimentar la promesa del evangelio: “yo les aseguro que nadie que haya dejado casa, mujer, hermanos, padres o hijos por el Reino de Dios, quedará sin recibir mucho más al presente y, en el mundo venidero, vida eterna.” (Lc 18, 29)

• Las necesarias renuncias abren paso a Dios en nuestros corazones. Si la casa está muy habitada no damos espacio a Jesús que quiere nacer y morar en ella. Las renuncias son la apertura total al amor de Dios, es ese vacío de cosas terrenas, aunque buenas, que El quiere llenar con su presencia y amor. Es un amor que llena a la plenitud. La vida consagrada es una vocación a la plenitud, no al vacío. “Los barrancos serán rellenados” y “las colinas serán rebajadas”. Las necesarias renuncias preparan el camino del Señor. (Lc 3)

• La vida consagrada es una vocación no una carrera: significa una llamada Divina, iniciativa de Dios, a una forma de vida. Una invitación de Dios a que la persona se entregue totalmente según el plan de Su Corazón. No es una profesión o carrera, en donde nos entregamos a un trabajo. Nos entregamos por completo a una Persona que es el Amor.
• Fuimos creados para estar en comunión con la Trinidad. Desde el seno materno tenemos todos la vocación fundamental al amor de Dios y con Dios: (Jer 31,3) “desde el seno materno te he amado”. Amarle con todo el corazón, mente, y fuerza (Det 6,4). Ahora bien, esta llamada universal al amor se hace concreta en un momento de la vida como una invitación directa a ofrecerse en amor a otro: vida consagrada, sacerdocio, matrimonio.
• En la vida consagrada, nuestras potencias humanas, afectivas, etc.. No son extinguidas, sino que canalizadas a un mas alto y sublime propósito.
• Nos ensancha el corazón para un amor universal: es el ES quien derrama este amor en nuestros corazones (Rom 5.5) Es amar a los demás como los ama Dios: sin egoísmos, ni intereses, ni conveniencias personales. “pues testigo me es Dios de cuanto os quiero a todos vosotros en el Corazón de Cristo Jesús”. (Fil 1; 8)
• El corazón consagrado a Dios es un corazón amplio y ancho, demasiado grande para no amar a muchos.
• Puede contemplar mas la belleza en otros, pues contempla por mucho tiempo a Dios, y lo descubre en el corazón del otro.
LA VIDA CONSAGRADA SIGNO DE COMUNIÓN ESPONSAL CON CRISTO:
Dios quiere una relación esponsal con su pueblo.
• Toda la historia de salvación manifiesta a Dios invitando al corazón humano a entrar en una alianza de amor
• El Señor desea profunda comunión de amor con su pueblo.
• Óseas 2 la desposaré conmigo para siempre, y conocerás a Yahveh.
• Is 62;2'5: habla de Yahveh regocijándose en su radiante y bella esposa.
• A través de los profetas revela el dolor por la infidelidad de su esposa.
El Corazón traspasado:
• Del costado del Señor nace la Iglesia, la esposa de Cristo.
• Igual que a Adán lo hizo entrar en un sueño profundo y de una costilla creó a Eva. Jesús entra en el sueño de la muerte en la cruz, y de su corazón nace la esposa.
• La plenitud de relación esponsal se alcanza por el corazón traspasado de Cristo.
• La plena esposa, el nuevo pueblo de Dios, nace del corazón traspasado de Cristo.


La Iglesia es la esposa de Cristo.
San Mateo nos invita a un amor total: con todo el corazón, mente, alma y fuerza. (Mt 22:37)
San Pablo nos revela a la Iglesia como la esposa casta y virgen desposada con Cristo (2 Cor 11:2; Ef 5:25)
Apoc 19
• Celebra las bodas del Cordero con su esposa.
• Vestidos de blanco: pureza y santidad.
• La esposa sin mancha ni arruga
La relación esponsal se caracteriza por:
• Comunión intima:
Esposa: pertenece a Cristo, vive para amarle y servirle; para escucharle y obedecerle.
Esposa: relación mas intima de amor hasta el punto de “hacerse un solo espíritu con él”. (1 Cor 6.17)
Todo en la persona orientado hacia Dios y su reino: afectos, potencias, dones, etc..
y de morar en el. “quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él” (1Jn 4,16)
• Oseas: la fidelidad, justicia, amor y compasión.
• Búsqueda constante del Amado: “he buscado el amor de mi alma. Me levantaré y le buscaré.. Cuando encontré el amor de mi alma, le aprehendí y no le soltaré” (Cant 3:1-4)
• En los Evangelios: seguimiento de Cristo, por donde el vaya, participar de su vida.
• San Pablo: total dedicación interior y exterior a Dios, su esposo.
• Apco 14: acompañamiento del Cordero, lo siguen por donde quiera que el vaya.
                  • No se mancharon con el mundo
                  • Sin tacha, inmaculados

De esto se concluye: que el alma consagrada a Dios se ha desposado con Dios: en comunión profunda e íntima de amor, de profunda oración, de sumergirse en la contemplación del Amado, y servirle con total dedicación.
LA VIDA CONSAGRADA SEGUIMIENTO MAS CERCANO A CRISTOEl Hijo, el camino que conduce al Padre (Jn 14,6), llama a todos a un seguimiento que re-orienta toda su vida. Pero a algunos, precisamente las almas consagradas- pido un compromiso total que conlleva el abandono de todas las cosas (Mt 19,27) para vivir en intimidad con él y seguirlo a donde vaya (Ap 14,4).
• La persona que escucha la voz de Jesús y contempla su mirada de invitación a seguirle debe dejar las redes y seguir tras el. (Mc 1, 16-20; 2, 14; 10,21-28)
• Considera que todo lo demás es “perdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús”
• Su aspiración es identificarse con el, asumiendo sus sentimientos y forma de vida.
• Los consejos evangélicos mas que renuncia, son una acogida específica de la vida de Cristo.
Seguimiento mas de cerca: hay niveles en el seguimiento de Cristo. Entre mas cerca mas se comparte su destino. (María Santísima, mas de cerca, su corazón fue traspasado.)
• San Juan y San Pedro.
• la cruz, salpicados por su sangre.
“Donde quiera que tu estés ahí estaré. A donde tu voluntad me lleve, ahí irá la mía. A la hora que sea, al lugar que sea y de la forma que sea. Te seguiré a donde quiera que vayas, sea al Monte Tabor, o al Monte Calvario”.
Rut 1: “no insistas en que te abandone y me separe de ti, porque donde tu vayas, yo iré, donde habites, habitaré. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios. Donde tu mueras moriré y allí seré enterrada”.
FRUTOS DE LA VIDA CONSAGRADA EN EL CORAZÓN• Busca y aspira las cosas de arriba, no las de la tierra. (Col 3,1) sin despreciarlas o con irresponsabilidad, solo que no busca su satisfacción en ellas. Por eso, es que la vida consagrada vivida plenamente, nos eleva a un orden supremo y a una prioridad de vida perfecta.

• Alcanzar la perfecta caridad : (Perfectae Caritatis, por que es la llamada a la vida oblativa, de ofrenda total. El fin y objetivo de la vocación llegar a amar como Dios ama. La vida consagrada, que tiene como objetivo desarrollar la gracia bautismal, confiere un carácter particular en el alma consagrada para la santidad y le coloca en un estado de búsqueda y de inclinación hacia la perfección del amor.

• Configuración con Cristo:
• El fundamento evangélico se debe buscar en la especial relación que Jesús, en su vida terrena, estableció con algunos discípulos, invitándoles no solo a acoger el reino de Dios en la propia vida, sino que a poner toda su persona al servicio de esta causa, dejando todo e imitando mas de cerca su forma de vida
• Los rasgos característicos de Jesús: virgen, pobre y obediente, tienen una típica y permanente visibilidad en medio del mundo (revelar el rostro de Cristo, llamada de la NMI)
• Configurarse con Cristo. La persona consagrada no sólo hace de Cristo el centro de la propia vida, sino que se preocupa de reproducir en sí mismo, en cuanto es posible “aquella forma de vida que escogió el Hijo de Dios al venir al mundo” (LG, 44). Abrazando la virginidad: hace suyo el amor de Cristo, amor que es puro, universal y capaz de dar la vida. Imitando su pobreza, lo confiesa como Aquel que es el tesoro mas precioso para el corazón. Y adhiriéndose, con el sacrificio de la propia libertad, el misterio de la obediencia filial de Cristo que solo hizo la voluntad del Padre (Jn 4, 34).
• Total conformación con el. El modo mas radical de vivir el Evangelio.
• Nos dispone para la libertad de seguir el programa de vida del Evangelio. Para S. Mateo, vivir consagrado a Dios abre el corazón a la humildad y la pobreza necesaria para ser libres a la voz de Dios. Libres para ir tras el Maestro en la imitación de su Vida y en su Misión. Ser consumidos por un solo deseo: hacer la voluntad del Padre. (Jn 4:54) ”mi alimento es hacer la voluntad del Padre y llevar a cabo su obra”.

• Nos dispone al servicio generoso y a la libertad para el apostolado: Una vida fecunda
El servio es importante aunque no es lo primario. Mas bien es el fruto de la comunión. La vida consagrada está orientada primero al corazón indiviso y segundo al apostolado.
• “La primera forma de evangelización”. Juan Pablo II: “ hoy mas que nunca hay necesidad de vidas que proclamen la primacía de Dios”. (1980)Eso es la vida consagrada: proclamar que Dios es lo primero, por que es por que nos ama, y fuimos creados para conocerle, amarle, servirle, obedecerle.
• Dedicación absoluta al crecimiento de su Reino (misión- aprovechar todo para extender el reino- creatividad, potencias, talentos, esfuerzos y trabajos)
• Reflejar la gloria futura. Tiene la misión de señalar a Cristo como la meta a la que todo tiende.. Todo quedará atrás cuando vayamos a la Casa del Padre a morar eternamente con El. El amor de Dios vale la pena de tal forma, que dejo todo aquí en la tierra, mientras vivo en ella. Testimonio ante el mundo de que El es la perla preciosa.

• La Santidad
• Obliga a tender hacia la santidad y perfección de vida(Can 598.2). La vida consagrada es un “estado de perfección”, lo cual no significa que ya la alcanzaron quienes abrazaron la vocación sino que tienen la obligación de buscarla.
• La santidad aunque esencialmente un estado interior requiere toda una expresión externa que sea coherente con la interior. El conformarse al cumplimiento externo sin el amor interior sería fariseísmo.
• La razón de existir en la vida consagrada es la santidad (el amor perfecto) y la misión
• La perfección del amor debe traducirse en entrega y sacrificio. Esto se convierte en el mayor apostolado.
• el futuro de la vida consagrada depende de que se redescubra la importancia del ser (santidad) y de las exigencias de llegar a la santidad.
• Es la mas grande separación posible del mal para adherirse al bien.
• Debe ser visiblemente expresada en nuestras acciones, dando testimonio de nuestra renuncia y rechazo del mal en nuestros corazones y estilos de vida. “Lo que debemos hacer es renunciar a todo lo que no nos lleva a Dios” (Tito 2,12)
• Adherirnos a Dios cada vez mas, siendo fieles en el cumplimiento de su voluntad y creciendo día a día en el amor. Esta adhesión a Dios y a su voluntad proviene del amor que a través de los consejos evangélicos promueven la santidad en la consagrada.
• Compartir la santidad de Cristo es irnos pareciendo a El es todo un programa de vida que debe ser abrazado con seriedad y responsabilidad.
• La Iglesia se beneficia mas de la santidad de la vida consagrada que de su trabajo.
La consagración está en directa conexión con la santidad. Por parte de Dios----------->conlleva un apartar o reservar para si a la persona escogida-------> Dios se da a ella, como lo hizo con el pueblo elegido.
Por parte de la Iglesia------>es una ofrenda que expresa su unidad esponsal con Cristo
Por parte del alma consagrada--->es una respuesta a la llamada de Dios para entrar en una relación especial con El, para amarle, honrarle, servirle y compartir en su santidad por la perfección del amor.
LA VIDA CONSAGRADA ES REPARADORA
Al ser una ofrenda de vida que la persona dona a Dios, es por si misma, una ofrenda de reparación al amor que tanto ha amado a los hombres y que solo recibe indiferencia, ingratitud y desprecio. La vida consagrada acoge con totalidad ese amor que se ha entregado por nosotros en la Cruz, dejando traspasar Su Corazón.
La vida consagrada es reparación, por que se sitúa por su naturaleza al pie de la Cruz y ofrece su amor a Cristo crucificado.
• Contempla en la oración al que Traspasaron
• Se une a Jesús Eucarístico, al pie del altar, en cada Misa y en la adoración.
• acompaña con su fidelidad al Amor que es crucificado.
• Acoge la sangre y el agua y su poder redentor, con la vida de santidad
• trasmite ese amor que recibe con su trabajo por el reino.
Además, las tres grandes armas del enemigo para atraparnos en el mundo y el pecado, son:
El poder, la fama y el placer.
• poder: la obediencia
• fama: la pobreza
• placer: la castidad.
LA VIRGEN SANTÍSIMA, LA PERFECTA CONSAGRADA A DIOS Y A SU REINO• Es el alma consagrada sin macha ni arruga. En ella la Iglesia, esposa, ya alcanzó su perfección. Ella es la que “conserva la fe íntegra, la esperanza firme y el amor sincero” (LG,64)en aquellos que recorren su vida consagrada dentro de su corazón. Con, en y a través de Ella, dar nuestro fiat.
• Disponible en la obediencia
• Intrépida en su pobreza
• Acogedora en la virginidad fecunda.